Hay juegos que acompañan toda una vida. No solo por los recuerdos que dejan, sino por todo lo que aportan mientras están presentes. Las muñecas, lejos de ser un simple entretenimiento, tienen un papel muy importante en el desarrollo emocional y educativo durante la infancia.
Aunque pueda parecer un juego sencillo, cuidar, vestir o hablar con un muñeco activa procesos muy profundos, y eso tiene un impacto directo en la forma de crecer.
Desde Marina&Pau, como fabricantes especializados, te explicamos por qué este tipo de juguetes siguen siendo uno de los favoritos por los más pequeños de hoy.
Desarrollo emocional: empatía, vínculo y expresión
Una de las primeras cosas que un niño proyecta en una muñeca es afecto. La abraza, la cuida, le habla… y en ese gesto ya hay mucho más que imitación. Hay vínculo, hay emoción y, sobre todo, hay empatía. Aprender a ponerse en el lugar del otro empieza aquí, en una relación simbólica que se entrena jugando.
Este tipo de juego permite exteriorizar sentimientos sin presión. La muñeca se convierte en un espejo donde volcar lo que no siempre se puede decir en voz alta. Alegría, miedo, tristeza, protección, ternura… todo cabe en ese universo imaginado.
Juegos simbólicos y habilidades sociales en la infancia
El juego simbólico es la base de la imaginación y una herramienta muy potente para adquirir habilidades sociales. Cuando un niño crea una escena con muñecas, está tomando decisiones, asignando roles, resolviendo conflictos y entendiendo normas sociales sin darse cuenta.
Reproducir situaciones de la vida cotidiana como una comida, un paseo, una conversación, ayuda a interiorizar cómo se comportan las personas, cómo se expresan, cómo se relacionan entre sí. Esto se traduce en una mejor capacidad para comunicarse, escuchar, empatizar y compartir.
Además, cuando el juego es compartido con otros niños, aparecen dinámicas grupales como por ejemplo turnos, acuerdos, negociación, cuidado mutuo. Y todo esto, envuelto en un contexto de imaginación, lo hace mucho más accesible y natural.
Muñecas y diversidad: representación e inclusión
Cada niño tiene su propia forma de mirar el mundo. Y también necesita verse reflejado en él. Por eso resulta esencial que los juguetes, especialmente las muñecas, muestren variedad, en los rasgos, en las culturas que representan, en los cuerpos y en las situaciones familiares.
Cuando el juego se adapta a la realidad de quien juega, gana fuerza. Se vuelve más auténtico, más libre y, sobre todo, más inclusivo. Una muñeca que se parece a uno mismo no solo genera conexión, también ayuda a reforzar la autoestima y la aceptación.
La representación también educa. Jugar con muñecos diversos amplía la mirada, despierta empatía y favorece el respeto hacia otras formas de ser y vivir. Es una forma sencilla, pero efectiva, de introducir valores como la tolerancia o la igualdad desde los primeros años.
Beneficios pedagógicos según edades
Desde los primeros meses hasta bien entrada la etapa escolar, el juego con muñecas puede adaptarse a las necesidades de cada momento. Elegir la opción adecuada según la edad es importante para que ese juego resulte útil y enriquecedor.
- A partir de 1 año: el juego con muñecas favorece la motricidad fina, el reconocimiento de partes del cuerpo, la repetición de gestos y la aparición de las primeras formas de cuidado.
- Entre los 2 y los 3 años: aparecen las primeras secuencias de juego simbólico. El niño empieza a hablarle a la muñeca, a imitar rutinas y a mostrar vínculos emocionales.
- De 3 a 5 años: se desarrolla la imaginación, el lenguaje narrativo y la interacción social. Las muñecas se integran en juegos de roles más complejos.
- A partir de 6 años: se profundiza en las dinámicas de grupo, en los conflictos sociales y en la representación de valores. El juego se vuelve más reflexivo, con escenas elaboradas y reglas propias.
Cada una de estas etapas aporta algo distinto. Lo importante es acompañarlas con propuestas que se adapten a ese momento, como una muñeca que puedan manipular, que inspire cercanía y que les invite a crear, no a repetir.
Cómo elegir una muñeca adecuada para estimular el desarrollo
Es recomendable que la muñeca tenga un tamaño manejable, que los materiales sean agradables al tacto y que invite a interactuar. Cuanto más realista y funcional sea, más fácil resultará integrarla en el juego simbólico.
También conviene tener en cuenta si se quiere fomentar el vínculo emocional, el desarrollo de rutinas, la expresión verbal o la empatía. En función de eso, se puede optar por juguetes con mayor nivel de detalle, con accesorios, con ropa intercambiable o con características que representen diversidad.
Y sobre todo, debe ser un objeto que genere cercanía. Que invite a cuidar, a imaginar, a compartir. Esa es la base para que el juego tenga un impacto positivo y duradero.
En Marina&Pau fabricamos nuestras muñecas con esa idea en mente, acompañar cada etapa del desarrollo con propuestas que conecten con la infancia real. Diseños que respetan la tradición del juguete clásico, pero con la sensibilidad que hoy se necesita para educar desde el juego.